Nombre
: Íbiel "Xib-X" Berciano, AKA Sheinnandhosh    Nacimiento: Primer dí­a del año 13452
         
Bueno, pues yo soy Íbiel, un elfo friki que se ha hecho su blog. Y es que ahora cualquiera puede hacerse un blog... hasta yo. Me gusta el heavy metal, Nightwish, leer, las bandas sonoras, Matrix, dibujar, manganime, los videojuegos, la sangre...
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miércoles, marzo 19, 2008

Nada importa ya

Ficción
Camina descalza, la verde hierba acaricia sus pies. La lluvia cae dulcemente, pegándole el vestido a la piel, pero a ella no le importa. No le importa porque ella ya ha perdido lo que más quería en la vida, lo que realmente le daba importancia a todo lo demás.
Los recuerdos no se han reprimido. No ha habido tiempo aún. Los recuerdos todavía son vividos mientras el rojo en su rostro se va limpiando con la lluvia.
Las voces se superponen, las imágenes se agolpan, y sus ojos se ahogan cuando vuelve a llorar, mezclando sus penas con el agua que cae.
... Te quiero... ¡NO!... amor, noCÁLLATEpor qué... No... Te quiero...
Las lágrimas siguen resbalándo por su cara, precipitándose sobre su pecho, estrellándose contra el suelo. La memoria vuelve a torturarla, esta vez con más calma, con más orden.
Va abrazada de su amor. No están casados, a pesar de que llevan años juntos. Eso provoca que los vecinos y las amistades les miren mal, pero a ellos no les importa. Se aman, y eso les basta, no necesitan ninguna celebración que lo confirme.
— Te quiero...
— Yo también te quiero, mi cielo... —y eso les es suficiente.
Pero no todo es felicidad en el mundo. De hecho, desgraciadamente, poco lo es. Teniendo en cuenta los porcentajes, cabría decir más correctamente que no todo es tristeza en el mundo, que aunque no lo parezca, también hay felicidad. Claro que ese pensamiento no se encontraba en ninguno de ambos, ya que el amor tiene entre otras propiedades curativas, la felicidad. La ciega felicidad.
Pero la vida no es justa, y es capaz de darte la felicidad suprema solo por luego enviar a un sicario para que te despierte del un plumazo.
Un sicario, o varios.
La nieve hace que el suelo esté mullido. Se encaminan a una zona de campo, dejando atrás la ciudad de paredes grises del humo de las fábricas. Solo están ellos dos, nadie más que vea, nadie más que oiga, un disparo que surca el aire, silvando cerca de su oreja.
Él, instintivamente se gira y se coloca frente a ella, para protegerla.
— ¿Qué coño haces? ¿Te crees que puedes parar las balas o qué? —la ira se nota en el obrero que sujeta el arma. Otro obrero, más joven, mira a todos lados, preocupado por que les vayan a ver. A nadie le gusta la carcel.
— No te atrevas a tocarla un pelo...
Una risilla sale con malicia de entre los labios del obrero.
— Jujuju... Tranquilo, es a tí a quien quiero.
¡Bang!
La sangre de su amor la salpica en la cara, mientras él cae desplomado en el suelo, tiñendo de rojo la blanca nieve.
— Bueno, y ahora que nos hemos librado de ese capullo, dame todo lo de valor que tengas.
Ella no responde, no sabe qué hacer, no sabe qué decir. Solo tiene suficiente consciencia del mundo como para acordarse de respirar y sentir que la sangre le quema en la cara.
— Esta zorra no me hace caso, Dios... — la tira de un empujón al suelo y rápidamente la despoja de sus ropas de abrigo y sus zapatos — Con esto tengo suficiente para no pasar frío.
— ¡Vamonos... nos va a ver alguien!
— ¡CÁLLATE! No hay nadie.
— ¡Ni siquiera te importa!, ¿verdad? ¡Yo no quiero acabar entre rejas!
— ¡Bah! Eres un cobarde... Anda, tira, vámonos.
Se van, dejándola desolada, vestida únicamente con su fino vestido, cuyas transparencias apenas la diferencian de estar desnuda. Pero a ella no le importa.
Repentinamente, despierta del shock, como quien despierta de un coma, no sabiendo qué ha pasado.
Se acerca a su amor.
— ¡NO!... No... no, amor... por qué...
Llora, y llora.
Hasta que acaba la noche y llega el alba, y sus lágrimas ya se han secado. Ahora ella está más muerta que él. Su espiritu ya ha hecho compañía al de su amado, y ella se limita a caminar sin pensar. No mira hacia atrás, ni tampoco hacia adelante. Simplemente, va avanzando con la mirada perdida.
Camina descalza, la verde hierba acaricia sus pies. La lluvia cae dulcemente, pegándole el vestido a la piel, pero a ella no le importa. No le importa porque ella ya ha perdido lo que más quería en la vida, lo que realmente le daba importancia a todo lo demás.

Madrid (y no hablo de una canción de Dover)

Llevaré... Pues sí, exáctamente 24 horas en Madrid. Y ya hecho de menos Bilbao.
Hecho de menos quedar con mi gente.
Hecho de menos hablar horas y horas por teléfono con Manu.
Hecho de menos sumergirme en mi PC a hacer música.
Hecho de menos mi cama, mi manta, mi edredón.
Hecho de menos poder estarme en MI ordenador con MIS cosas a MIS asuntos.
Hecho de menos tantas cosas. Y han pasado 24 horas.
Dios, la palabra bliss se queda corta al lado de lo que sentiré cuando por fín vuelva a casa.
Esta no me la vuelves a jugar, ama.
Si yo digo "quiero quedarme en Bilbao", realmente quiero decir eso, y no "Madrid mola".
Si yo digo "quiero estar solo, QUIERO estar solo", no quiero decir "mándame con mis tíos que si noo me sentiré solo y luego tú te sentirás culpable".
Si yo tengo que rechazar tres oportunidades de quedar por culpa de que no voy a estar en Bilbao, ama, NO ES POSIBLE QUE FUERA A ESTAR ENCERRADO EN CASA SI ME QUEDABA EN BILBAO.
He dicho.

sábado, marzo 15, 2008

Tú sabes quien eres

Hoy me he dado cuenta: alcanzas la plena confianza con alguien cuando le cuentas esa experiencia traumática que nunca habías contado a nadie. Y con nadie quieres decir NADIE. Tiene sus contraindicaciones, claro, porque tras hacerlo te entran remordimientos, dices "¿por qué le he contado esto?", y sobretodo, recuerdas la experiencia, y sientes escalofríos, y ira, y necesitas ponerte una canción a máximo volúmen en tus oídos y sentir como tus tímpanos estallan mientras te dejas la garganta gritando las melodías. Pero merece la pena, por la confianza. Es mucha, mucha pena, pero la merece.

Edit: ¿Merece la pena?... ¿La merece?

viernes, marzo 14, 2008

Sonnet

martes, marzo 11, 2008

Blog subsistiente

Hoy no me siento bien. He querido venir a contarlo, pero no se decirlo en nada que sea más largo que esa frase. Hace tiempo que no escribo una entrada en condiciones, y eso es porque mi vida cada vez se parece más a lo que ya viví, solo que con otros nombres en la historia, pero los hechos son los mismos, y no quiero publicar. No a riesgo de repetirme. Sería absurdo, ¿para qué volver a escribir algo que ya se ha escrito en este mismo lugar, y que además he escrito yo mismo?
Las letras de canciones fluyen un poco mejor, será porque es mi manera de liberarme de los sentimientos negativos (el hecho de que escriba canciones con más frequencia es algo que no sé si me alivia [estoy liberando esos sentimientos negativos, como ya he dicho], o me preocupa [si tan inspirado estoy, es porque mucho sentimiento negativo hay]). En inglés riguroso, claro, me gusta que mis canciones sean en inglés. En castellano puedo escribir... poema, alguno, o escritos como los de aquí (a pesar de que en este blog se pueden encontrar más de 5 idiomas), pero canciones es algo que me cuesta más.
Cada día que pasa tengo más claras ciertas cosas, como que Marta debe morir por cierta promesa que me hizo hacer (y que esa promesa es la única razón por la que no hago lo que no hago), o que cierta profesora me tiene manía (no soy el único que lo dice, ya me lo han dicho en clase algunos), o que programar los teclados de un disco SÍ puede causar estrés, o que siempre que busco amigos todos están lejos (¡ey, no, cierto, puedo quedar con Laramie!... ... Pero poco más, ¿verdad?), que el amor de verdad es para siempre, pero que el amor es una ilusión, que todo aquello que amas se mantiene en esencia (Loving Everything, It Remains Essential), que tengo ganas de que llegue la semana santa y encerrarme en mi mismo y olvidarme de todo y esperar que ella vuelva a renacer en alguna parte de mí (no está muerta, solo es un letargo; no está muerta, solo es un letargo; no está...) y que cada vez necesito más estar solo y cada vez necesito más estar acompañado, que cada vez quiero más olvidarme del mundo y hacerme un ovillo en la cama, y taparme los oídos y gritar y llorar (sobretodo llorar) y estarme así horas y días y meses hasta que el mundo se olvide de mí y esté muerto para el mundo (Dead to the World), pero que a la vez necesito de las personas a las que quiero que cada vez las veo más y más distantes, algunas parece que me eviten, y que... que... que... que ya no sé ni lo que digo porque tengo tal montón de ideas estancadas y pensamientos informulados a la vez en la cabeza que se me mezcla todo y no sé ni lo que digo y mis manos vuelan sobre este teclado con voraz velocidad mientras las palabras salen con pasión de mi cabeza porque quiero callarme pero quiero contarlo todo quiero desaparecer y quiero destacar quiero hundirme en lo mas negro y quiero gritar, porque te quiero y te quiero olvidar, porque odio a los humanos y sin ellos no puedo estar y porque esta vida es una mierda pero tengo cojones para continuar.
...
...
Uff...
Esto, y sólo esto, es desahogarse. Arremeter contra el espacio en blanco usando la palabra como espada, desnudo y sin cubrirme, aun a riesgo de herirme.
Lo echaba de menos. Como tantas otras cosas.