Nombre
: Íbiel "Xib-X" Berciano, AKA Sheinnandhosh    Nacimiento: Primer dí­a del año 13452
         
Bueno, pues yo soy Íbiel, un elfo friki que se ha hecho su blog. Y es que ahora cualquiera puede hacerse un blog... hasta yo. Me gusta el heavy metal, Nightwish, leer, las bandas sonoras, Matrix, dibujar, manganime, los videojuegos, la sangre...
Puedes ver mi perfil completo aquí.

martes, enero 24, 2006

No es un adiós...

... Sólo es un hasta luego, una pequeña despedida temporal. El tema es que, debido a unos pequeños problemas, me han sidos confiscados el móvil y la tarjeta WiFi (que es con lo que me conectaba a InterNet), así que, adiós Messenger, y, por supuesto, adiós blog, al menos por una temporada. No os preocupéis, pues haré alguna conexión esporádica desde algún ciber y desde el Ikasle Batzordea, que, aunque es algo pronto para que nadie esté conectado al Messenger, al menos, podré ir actualizando el blog.
Nota: De lo de las fotos... Podéis ir olvidándolo por ahora, hasta que consiga algún metodo de publicarlas desde el ciber o el Ikasle Batzordea.

sábado, enero 21, 2006

¡La alegría vuelve a mi!

¡¡Así es!! ¡¡Vuelvo a ser feliz!! ¡¡Me vuelvo a sentir bien!! ¡¡Me vuelvo a sentir segura!! ¡¡Y todo gracias a Evax!! Digo... Nada, nada... Bueno, pues eso, que, para todos a los que os he precupado, sabed que renazco de mis cenizas cual ave fénix, y que se acabó mi época depresiva. Y para celebrarlo, voy a ir subiendo las fotos de las armas de los personajes de mi libro (Næghera, Las Almas en Guerra) para que todos los que seguís esa historia podáis ver cómo son en realidad esas armas.

viernes, enero 20, 2006

Pensamientos en alto

Bieaventurados los que mueren, pues no tendrán que soportar esta vida...

martes, enero 17, 2006

¡Si, si, si! ¡Lo logré!

¡¡SÍ!! ¡¡Hoy estoy feliz!! ¡Por fin, por fin! ¡¡Por fin aparezco en ElRellano.com!! Aparezco sólo porque les mandé un parecido musical, un triple parecido musical, y aparezco, aparece mi nombre escrito... ¡¡Sí!! Perdón, es que eso me ha hecho muy feliz... Algún día, apareceré en un vídeo... Lo juro... De mientras... Visita el lugar donde aparezco. (Mi nick en InterNet es Xib-X).

FX III

¡Así es! Los efectos especiales han regresado... Esta vez, con dos fotos de Marta... Una, con un efecto simplón, que no es si no la misma foto, pero hecha con aquarela, y la otra, una foto que muestra cómo es en realidad ella...
© 2006 - Íbiel Berciano Burgos. Todos los derechos reservados.

lunes, enero 16, 2006

Significado de la ikurrina...

El otro día, mi madre, recordó que una vez le habían explicado el significado de los colores de la ikurrina, pero no los recordaba, y se inventó un nuevo significado para ellos que, francamente, me llenó de orgullo por mi patria... Aquí dejo para todos ese dignificado, y que cada cual piense de el lo que quiera...
  • Rojo: Por la sangre derramada.
  • Verde: Por la esperanza.
  • Blanco: Por la paz.
Francamente, es una interpretación de los colores que a mí me llegó al alma... No sé a vosotros, pero bueno, yo aquí lo dejo, y punto en boca.© 2006 - Íbiel Berciano Burgos. Todos los derechos reservados.

Mundua zugatik...

Hurbil, zugandik hurbil egongo nahi nuke. Baina, aldi berean, urrun nahi zaitut, errutinan ez jauzteko, gure erlazioa ahuldu en dezan... Maite zaitut, eta zuk badakizu. Eta espero dut hau horrela izatea behin betikoz... Momentu hauetan, triste eta melankoliko sentizen naizela, momentu hauetan da noiz konturatzen naizen bizitza zugatik emango nukeela, mundua zugatik...

viernes, enero 13, 2006

[Título en proceso]

Ese es el título de mi nuevo blog, que está dedicado a los nuevos escritores, que aun están en el anonimato. Para más información: [Título en proceso].

miércoles, enero 11, 2006

Solitario...

Solitario, así es cómo me siento últimamente, y así es como me gusta sentirme. Solitario, que no quiere decir necesariamente solo, no, yo no estoy solo, tengo a Ekaitz, tengo a Ali, tengo a Mariana, tengo a Piñas y, por supuesto, tengo a Marta... Una de las pocas cosas por las cuales sigo con vida, pero esa es otra historia... Pues eso, como decía, me gusta estar así, solitario, que no solo, un poco apartado del resto, a mi bola, que se dice... Siempre teniendo en cuenta al resto, claro. Me siento un poco como el típico personaje de manga, el serio y poco hablador, pero no en vano, muy sabio (sabio es el que sabe, no necesariamente el que transmite sus conocimientos), como puede ser Kai (no recuerdo si realmente se escribe así), de Beyblade, o en Rurouni Kenshin, el propio Kenshin, que siemre intenta llamar lo más mínimo la atención... Es decir, me gusta sentirme así, un poco apartado, un observador desde las sombras, que observa al resto no como uno más, si no como alguien aparte, estudiándoles desde su oculto y privilegiado lugar, llamado pasar desapercibido... Un gran ejemplo es el del otro día, volviendo de la Escuela de Consumo -una mierda, por cierto- en el metro. Y claro, ya sabemos como son los grupos de nuestra edad en el metro, yo sin embargo, me quedé aparte (a voluntad propia, dicho sea), observándolos desde las sobras, es decir, con mi abrigo oscuro, gorro puesto y ojos cerrados, Nightwish sonando en mis auriculares, y me dí cuenta de que les veía a ellos de una manera que si estuviera con ellos no me daría cuenta: les veía desde los ojos del resto de pasajeros, es decir, les veía pensando en el escándalo que estaban montando, y me pareció curioso, y fue una sensación de las que no se olvidan, fue una sensación preciosa, y más, cuando descubrí que yo pasaba absolutamente desapercibido; la gente les miraba, prácticamente todos los pasajeros estaban atentos a ellos, y sin embargo en mí no se fijó nadie, yo estaba como uno más, pero como uno más en el bando de los pasajeros, no se fijaban en mí, y me encanto el hecho de sentirme así, de sentirme un observador desde las sombras, y cada vez me gusta más ser así, solitario y eso... Decididamente, no estoy hecho para grandes grupos de gente, y lo admito y soy feliz con ello.

lunes, enero 02, 2006

Libre...

Sientes cómo el viento azota tus cabellos, los cuales apartas de un manotazo. Continuas agachada, pretendiendo ocultarte lo máximo posible, aun sabiendo que es en vano, pues la verde hierba mide apenas cinco centímetros, lo cual no es mucho para esconderse, te repites constantemente, como queriendo convencerte de que, tarde o temprano, te verán. Bien es verdad que la colina está desierta en cuanto a criaturas se refiere, obviando, por supuesto, a los pájaros que habitan en los escasos árboles que por el campo se esparcen con aleatoriedad, o las mariposas que vuelan de flor en flor, buscando algo que comer. Das unos pocos pasos, siempre con la mano en el mango de tu espada, por si acaso. Sigues girando al rededor de la colina, hasta que de repente, lo ves: el gigante que andabas buscando. Es cómo un humano más, pero más alto, más grande, y más musculoso. Su piel es de un gris pétreo, algo azulado, que sugiere frialdad absoluta. Viste unos ropajes de cuero, a forma de peto, y unos guantes del mismo material, que abarcan sus manos enteras -exceptuando los dedos, que agarran una descomunal hacha de doble filo- y parte de sus brazos. Te concentras, recordando que el aire es un elemento más, como lo son el agua o la roca, y que siendo consciente de ello, podrás nadar por el como lo harías en el mar, o andar sobre el como harías sobre una roca: la gravedad sólo existe si se cree en ella. Te pones en pié, espada en mano, desenvainada, corriendo tras de ti, agarrada a tus dedos, y te deslizas a la carrera colina abajo, tus pies apenas rozando la suave hierba, y entonces el gigante te ve, se gira y te ataca. Y es entonces cuando tú alcanzas el punto álgido de tu concentración, y saltas hacia él. Tus pies de separan del suelo y se alzan con el resto de tu cuerpo, que levanta el vuelo, majestuoso. El hacha pasa por debajo tuyo, cortando el aire, y tú sigues avanzando en el viento, hasta que el gigante queda tras de ti, momento en el cual das media vuelta, y aprovechando la inevitable recaída al suelo, sesgas de un lado al otro el cuello de tu enemigo. Caes con violencia al suelo, al igual que el gigante, que, como si de un geiser se tratase, riega el campo, incluida tú misma, con una ingente cantidad de sangre que emana de su cuello, para luego abandonar la postura de genuflexión en la que se encontraba y quedar tumbado en el húmedo suelo. Inspiras profundamente, suspirando de igual manera después. Envainas tu espada, no sin antes limpiarle la sangre que le daba ese brillo rojo a su filo. Y entonces, después de tanto tiempo sin poderlo, te sientes libre...